A los 74 años, problemas respiratorios terminaron con su vida. Desde su retiro en 1981 luchaba con el Parkinson. Fue un ícono social que sobrepasó los límites deportivos.

El fabuloso ex campeón mundial de peso pesado e icono social, el estadounidense Muhammad Ali, falleció hoy en un hospital de la ciudad de Phoenix a los 74 años a causa de problemas respiratorios, según lo anunció en un comunicado oficial el vocero de la familia.

Alí había ingresado durante esta semana al hospital, en el estado de Arizona, por inconvenientes respiratorios, aunque se consideró que su condición era “satisfactoria”.

El ex pugilista, quien en el inicio de su carrera se llamaba Cassius Clay y se retiró en 1981, luchó contra la enfermedad de Parkinson y había sido hospitalizado varias veces en el pasado, sobresaliendo la internación de 2015 a raíz de una infección urinaria severa tras un diagnostico inicial de neumonía.

El fallecimiento de Alí, nacido el 17 de enero de 1942 en Louisville, Kentucky, con el nombre de Cassius Clay sobrepasa al mundo del boxeo ya que fue un ícono de la sociedad estadounidense y su imagen, como la de John F. Kennedy, Marilyn Monroe, Elvis Presley o Los Beatles, estará por siempre asociada a los años 60 y 70.

Campeón olímpico en Roma 1960, tiró su medalla al río cuando notó que seguía siendo discriminado por negro a pesar de haber ganado y representado a EEUU.

A los 24 años ganó por primera vez el título del mundo, con un estilo inigualable para un peso pesado: fue el que mejor “bailó” sobre el ring, sin perder la potencia de esta categoría.

Invicto, con 29 peleas, 22 de ellas ganadas por nocaut, en 1967 es despojado de sus títulos y le suspenden su licencia de boxeador por negarse a integrarse al ejército de los EEUU en la guerra de Vietnam.

“¿Qué me ha hecho el Vietcong? Ninguno de ellos me ha llamado negro”, solía repetir Ali, quien se convirtió al Islam, cambió su “nombre de esclavo” y se convirtió en un referente en la lucha por los derechos de los afroamericanos.

En 1970 le permiten volver al boxeo. En diciembre de ese año enfrenta al argentino Oscar Natalia “Ringo” Bonavena, en un combate histórico para el boxeo nacional.

Una trilogía de épicas batallas con Joe Frazier lo elevan al mito de leyenda (ganó dos de esas peleas) y cuando todos lo daban por acabado, se consagró campeón nuevamente al vencer al joven e invicto George Foreman en Zaire, tal vez la pelea más importante de la historia por todos los condimentos socioculturales que tuvo alrededor.

Perdió el título y volvió a conquistarlo en 1978, convirtiéndose en el primer boxeador de la historia en ser tres veces monarca de los pesados.

Se retiró en 1981 y su salud sufrió un progresivo deterioro a causa del mal de Parkinson.