Este mendocino radicado en Buenos Aires tiene una larga trayectoria, pero los porteños han comenzado a admirar su obra. Expone en el histórico Pasaje de la Defensa. 

Martí es un artista mendocino al que le atrae la representación del paisaje y de la figura humana, pero centra su preocupación en la materialización de la luz y respeta las proporciones áureas, ya que las dos ocupan un lugar importante en su obra.

La luz inunda las escenas, se mete sin permiso en todos los recovecos, es una presencia etérea por su carácter diáfano pero que se impone. En la serie “de bares” hace de esas modestas tabernas de pueblo o de barrios periféricos lugares que desbordan calidez. Se trata de bares generosos que con sus puertas y ventanas abiertas nos invitan a recorrerlos.

En esta muestra se exhiben trabajos de dos series: una sobre paisajes, donde los bares son los indiscutidos protagonistas. Se trata de lugares que son una escenografía ideal para el encuentro con otros o con uno mismo, ya que nos brindan un espacio propicio para el diálogo pero también para pensar y desde allí generar proyectos, ordenar ideas o, simplemente, soñar.

Estos bares, en donde el tiempo parece haberse detenido y del que se deprenden aires nostalgiosos, nos remiten a un lugar ideal dentro de cada una de nuestras propias evocaciones.

En la serie erótica, compuesta de sutiles desnudos femeninos, el artista las descubre no sólo de ropa sino que deja ver en algunos de sus personajes las miradas de mujeres fuertes, desafiantes y seguras de sí mismas, que como amazonas son capaces de enfrentar al mundo sin más coraza que sus propios cuerpos.

Los desnudos se despliegan en escenarios que pueden ser paisajes naturales o interiores, y es en estos últimos donde la féminas parecieran aumentar la curiosidad de quienes las observan pero a la vez son interpelados desde las obras. Tienen algo de chicas “pin up” de los años ’50: conjugan inocencia y picardía.

Martí refleja en sus trabajos el manejo del oficio de pintor desde el respeto de los materiales que utiliza y por la manera en que desgrana sus historias, manejándose dentro de los cánones que la pintura exige y permitiendo mostrar su mundo.

Hasta el 18 de diciembre en Defensa 1179, 1º piso.