Nada es casual. La sentencia tiene todos los ingredientes para elaborar una teoría conspirativa, pero es difícil de refutar cuando se aplica a la pelea por el poder. El jefe de la CGT, Hugo Moyano, es una pieza estratégica en la “mesa de arena” en la que Néstor Kirchner dibuja sus movimientos de cara a las elecciones presidenciales del año próximo. Sabe que es como jugar de manos con un oso indómito, por eso lo necesita a su lado: enfrente sería temible.
Daniel Scioli busca su reelección en Buenos Aires. Moyano también aspira a ese puesto (o a terciar en la nominación del candidato). Kirchner lo sabe, y no lo desalienta, pero los acota a ambos dándoles aire a otros dirigentes como el intendente de Tigre, Sergio Massa, o el ministro de Economía, Amado Boudou. Juega con los tiempos mientras intenta desesperadamente consolidar lealtades entre los intendentes del Conurbano; sí, los mismos que hace unos años eran casi mala palabra.
El caso es que una nube acaba de instalarse sobre Moyano, y tal vez sobre el kirchnerismo. El diario Clarín, sin dudas el enemigo declarado más peligroso para el Gobierno, publica hoy domingo una nota al empresario farmacéutico Sergio Lorenzo, preso bajo acusación de ser el jefe de una banda dedicada a la venta de remedios robados, falsos y vencidos.
En esa causa también están imputados Moyano y Daniel Hendler, su principal proveedor de remedios de alta complejidad. El diario opositor le pregunta por qué están presos él y el titular de la Asociación Bancaria, Juan José Zanola, y no Moyano y Hendler. Lorenzo responde que en su caso no lo sabe y que el dirigente de los bancarios “es un rehén de la política, de la justicia y de los sindicatos” porque “hay una pelea que viene desde muy lejos que hay distintos sindicalistas que quieren ir copando el 30% de las minorías de los sindicatos grandes”. Nada es casual.
El expediente, por otra parte, tiene una arista muy preocupante para el Gobierno, el financiamiento de la campaña presidencial de Cristina Fernández de Kirchner. Lorenzo, a quien la ex ministra de Salud Graciela Ocaña calificó de “el Yabrán de los medicamentos”, se declara kirchnerista y fue uno de los aportantes a la campaña que depositó a Cristina K en la Presidencia. Nada es casual.
La nube tiene que haber tapado los festejos que generó en Olivos el portazo que dio la jefa de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, al Acuerdo Cívico y Social. Sin Lilita, que en esto no parece tener marcha atrás, el radicalismo, los socialistas santafesinos y el GEN, la agrupación de Margarita Stolbizer, podrán cerrar un acuerdo menos trabajoso, tanto como más testimonial, más alejado de la posibilidad de forzar al kirchnerismo a una segunda vuelta electoral de resultado imprevisible.
La candidatura se la disputan el vicepresidente Julio Cobos y el diputado Ricardo Alfonsín, quien tiene más peso partidario pero menos aceptación en las encuestas y, por ende, es el adversario preferido por el Gobierno.
El mecanismo de definición de la candidatura presidencial puede ser la interna abierta que prevé la ley, en agosto de 2011, u otro que se encuentre antes, pero lo que aparece como definido es que el binomio opositor se completará con el actual gobernador de Santa Fe, Hermes Binner.
Esta postulación del mandatario socialista le soluciona un problema a la interna del partido de Alfredo Palacios, que aún no tiene resuelto internamente cómo retener el poder en la provincia, mientras el justicialismo se prepara para dar una dura batalla.
El intendente de Rosario, Miguel Lifschitz, es uno de los aspirantes del socialismo a postularse para la gobernación. Binner tiene a su propio candidado, el ministro de Gobierno Antonio Bonfatti, pero el núcleo duro del socialismo, conocido internamente como “la familia”, tiene un aspirante difícil de soslayar, el senador nacional Rubén Giustiniani, artífice de las negociaciones en el seno del ACyS.
Pero el socialismo tiene que resolver primero cómo mantener su hegemonía en la estratégica ciudad de Rosario. La gestión de Lifschitz no pasa por su mejor momento, de acuerdo a una encuesta que realizó un par de semanas atrás la consultora de César Mansilla, donde mide muy bien la ex vicegobernadora María Eugenia Bielsa, actual concejal de la ciudad.
Para la gobernación santafesina hay dos postulantes kirchneristas, el ex canciller Rafael Bielsa –que podría formar un tándem con su hermana para Rosario y él para la provincia- y el titular de la bancada de diputados nacionales del Frente para la Victoria, Agustín Rossi. Pero toda esta alquimia depende de lo que resuelva, en el nivel nacional y en el provincial, el hasta ahora irresoluto senador Carlos Reutemann, el único potencial adversario que realmente desvela a Néstor Kirchner.
Como de costumbre, Reutemann no habla, pero entre sus seguidores afirman que definirá qué hacer en abril. ¿Necesitará ese tiempo para anular de algún modo la revelación con que lo amenaza cada tanto su ex mujer, Mimicha, desde la Costa Azul?
De la definición del ex piloto de Formula 1 y ex gobernador depende también qué hará el Peronismo Federal. Si Reutemann se postula para la Presidencia el núcleo de la disputa se trasladará a la provincia de Buenos Aires, donde Francisco de Narváez sería un candidato difícil de sacar de la negociación.
Aunque el “Colorado” está dando demasiadas muestras de su predisposición a poner un huevo en cada canasta al admitir en público que mantiene conversaciones con el vicepresidente Julio Cobos. Una vez más, nada es casual.