El empresario afirma que “hay una carga tributaria muy alta que es consecuencia de la informalidad” de le economía.
Todo arrancó en 2014 en plena etapa de kirchnerismo. Por entonces, Fabio Calcaterra, primo del hoy presidente Mauricio Macri, definió la inversión en una planta de papas fritas en Mendoza, provincia en la que no había precedentes de un proyecto similar.
Las encuestas daban a Cambiemos muy lejos del poder. Mientras tanto, el menor de los Calcaterra avanzó en sus gestiones para sellar una alianza con el gigante estadounidense J.R Simplot y formar una compañía en la que ambos se reparten el 50% de las acciones.
Su socio es también un grupo familiar, que factura unos US$ 6000 millones anuales, uno de los tres grandes jugadores del mercado de papas prefritas congeladas, junto con la canadiense McCain, que ya tenía operaciones en la localidad bonaerense de Balcarce, y la firma también estadounidense Lamb Weston.