El mediocampista de Racing asumió que Coudet “no se merecía que lo empuje” y dijo que le gustaría “arreglar las cosas”.
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Ricardo Centurión habló de su difÃcil momento con Pablo González y dejó grandes reflexiones sobre su presente y futuro.
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— TyC Sports (@TyCSports) 11 de marzo de 2019
Ricardo Centurión generó conflictos y fue desplazado de distintos equipos, y en todas esas ocasiones pidió segundas y terceras oportunidades.
El mediocampista de Racing fue desplazado del primer equipo y obligado a jugar con la reserva luego de su acto de indisciplina que el cuerpo técnico y los dirigentes consideraron que era imperdonable.
Sin embargo, este domingo, y cuando faltan tres fechas para el final del troneo con Racing todavía en la cima de la tabla, el jugador volvió a pedir disculpas y lloró frente a las cámaras en busca de indulgencia.
Todo empezó con aquel empujón al entranador Eduardo Coudet en el partido ante River, en el Monumental, cuando la “Academia” ya perdía 2-0. Centurión se molestó porque el DT lo hizo ingresar bien avanzado el segundo tiempo.
Más tarde, incluso, el jugador intentó forzar su regreso amenazando con acciones legales, exigiéndole al club que le permitieran volver a entrenarse con el equipo de primera división.
Cuando la situación ya parece estar en un lugar sin retorno, ahora volvió a dar un golpe de timón, esperando el perdón.
En declaraciones a TyC Sports, comentó: “Después de perder con River todo era silencio y dolor. No tomé dimensión de lo que hice en ese momento. Al otro día dije: ‘Qué carajo hice, la cagué mal’. Estaba caliente por no haber entrado en el once inicial y me la agarré con el que no me la tenía que agarrar. El Chacho no se merecía que lo empuje. Él me bancó en todo momento. Lo miraría a los ojos y le pediría disculpas”.
Centurión dice que se arrepintió al día siguiente del incidente, pero en los días posteriores siguió utilizando sus redes sociales para burlarse del entrenador.
En su nuevo pedido de clemencia, explicó que al otro día del incidente, Milito lo llamó y le dijo que no fuera a entrenar. “Mandarme a la reserva fue una penitencia, comer mierda y la comí. El Chacho le dijo a mi representante que mi tema estaba terminado. Entiendo que no quiera hablarme, debe tener sus razones, (pero) me gustaría arreglar las cosas”.