Las investigaciones realizadas por el Equipo Argentino de Antropología Forense en más de 60 casos de desapariciones actuales pusieron al descubierto las fallas del sistema en el país.
¿Qué pasa cuando una persona desaparece en la actualidad? ¿Y cuando se halla un cadáver sin identificar? ¿Qué camino deben seguir las instancias del Estado involucradas? ¿De qué modo se articulan entre ellas? En la Argentina, la búsqueda de personas desaparecidas y la identificación de cadáveres sin identidad son dos universos que corren por vías separadas. A eso se suma que cada jurisdicción tiene sus propias formas y la comunicación entre los actores que intervienen, judiciales, civiles y fuerzas, es casi nula, tanto a nivel provincial como nacional.
Referente en casos de lesa humanidad, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) empezó a ser consultado en los 90 por fiscales que, frente al hallazgo de restos óseos, consideraban que la metodología aplicada a casos de la dictadura también podía implementarse en los recientes. Poco a poco, lo que se inició como una ayuda esporádica pasó a ser un pedido más frecuente, que se intensificó en los últimos doce años. Desde entonces, el equipo participó en más de 60 casos, de los cuales logró resolver 40.
“Lo que había comenzado como excepciones, dejó se derlo”, señala el director ejecutivo del EAAF, Luis Fondebrider a Página/12. Sólo en 2019, el equipo fue convocado para trabajar en veinte búsquedas. “Nuestro involucramiento tiene que ver con solicitudes que nos hace un fiscal, un familiar, o un abogado de algún familiar, por casos donde no tuvo una respuesta del Estado o fue incompleta. Tiene que ver con cómo murió la persona, quién es o dónde puede estar”, explicó Fondebrider en la sede del EAAF, ubicada en el Espacio Memoria y Derechos Humanos (ex ESMA).