El virus nos desnuda como dirigentes en crisis

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Se ha dicho en distintas oportunidades que para conocer una sociedad, un colectivo de personas hay que ver cómo se comportan sus dirigentes en tiempos de elecciones, guerra o catástrofes.

La pandemia de coronavirus es una calamidad sanitaria que nos afecta a todos los habitantes del planeta y en Argentina la padecemos desde el 16 de marzo cuando se detectó el primer caso. Eso trajo un agraviamiento de la ya instalada crisis económica y desde hace 90 días no ha dejado de acentuarse más aún en el sector cooperativo de servicios públicos.

La Mesa Nacional de Cooperativas Eléctricas hizo confluir a todo el sector conformado por las organizaciones territoriales, como son las federaciones. La idea fuerza de esta iniciativa fue analizar las problemáticas y diseñar políticas conjuntas de las 600 cooperativas del país dedicadas a servicios esenciales tal como las califica el Gobierno Nacional.

Dado este escenario es que han ido dando pasos importantes de debate interno para fijar posición con un sentido federal y respetando la soberana decisión de cada entidad y la organización que las representa.

Estos avances de política cooperativa se han visto socavados por una especie de virus que es la incomprensión y la acción individualista. El área “afectada” es muy importante en el mapa del trabajo comunitario, se trata de la entidad gremial nacional que representa a los distintos sindicatos de los trabajadores eléctricos que atienden el servicio desde el cooperativismo. 

Parece que el contexto de pandemia, de crisis sanitaria/económica no condiciona la posición de FATLyF, que ha avanzado con su pedido/exigencia y su tono amenazante para alcanzar un bono de $20.000 extra. Una situación de tensión, por una actitud que ha puesto a las cooperativas contra la pared.

Esta descripción es la antesala a otra defección, pero ya en el seno de la Mesa. En medio del debate y análisis de esta emergencia, generado por el sector gremial y buscando defender a las cooperativas de la avanzada, FEDECOBA decidió abandonar el ámbito y “negociar” por su parte alejada de los intereses de las bases cooperativas que se sostienen con los recursos cada vez más menguados.

Por eso es necesario puntualizar este escenario:

1-         Si se responde únicamente a la exigencia salarial, entonces se resentirá el servicio esencial y estaremos incumpliendo la norma nacional.

2-         Si se cae el servicio por falta de recursos entonces las cooperativas, es decir la fuente de trabajo, corren el riesgo de perder las concesiones del servicio.

3-         Las cooperativas han cumplido con los protocolos de bioseguridad de los empleados y también los trabajadores mayores dentro de la población en riesgo se quedaron en sus casas y el resto del personal vio exigida su capacidad de labor por cuidar a sus compañeras y compañeros en aislamiento. Las cooperativas no dejaron de pagar los salarios a cada persona empleada en crisis.

4-         Si no se toman las lecturas de consumo y no se permite que las cajas de recaudación en las cooperativas funcionen, por medidas de fuerza ordenadas por los gremios, entonces vuelve a ponerse en peligro el pago de los haberes de los trabajadores por la nula recaudación producida por las medidas de fuerza.

5-         Si no se resguardan los derechos y garantías de los socios/usuarios de nuestras entidades de servicio, entonces el cooperativismo se “mordería la cola” y se alejaría de sus principios.

6-        No hay mucho más margen de maniobra cuando alguien deja de debatir en el espacio propio, para mejorar y fortalecer una postura sectorial. Por lo cual la tendencia nos deja frente a un escenario de tratativa directa con FATLyF.   

Dicho esto entonces, se puede concluir lo siguiente:

Con la salida de FEDECOBA de la Mesa Nacional de Cooperativas se evidencia un acto separatista mezquino que no responde a las prerrogativas de cuidar al cooperativismo como actividad económica y solidaria.

En este espacio, el 19 de abril, cuando la crisis ya afectaba el funcionamiento de las prestadoras de los servicios públicos. Cuando ya habíamos atravesado un mes de aislamiento y los pases de factura por parte de la mayorista de energía acuciaban (y acucian) al sector cooperativo. Allí fijamos las prioridades, en época de emergencia dijimos: 

“Las cooperativas seguiremos brindando el servicio esencial, pero daremos prioridad al pago de sueldo y proveedores locales dejando para cuando la situación se acomode el pago de los impuestos nacionales y la compra de la energía.

“Muchas familias dependen de una cooperativa de servicios públicos, son nuestros vecinos y no los vamos a abandonar, haremos todo lo que esté a nuestro alcance para resguardar nuestra comunidad, nuestros asociados”.

Estos postulados siguen firmes en el pensamiento de los dirigentes que sostienen el servicio esencial y necesitan de los que trabajan cada hora de cada día en este tiempo sacudido por la pandemia.

* Presidente de la Federación Argentina de Cooperativas Eléctricas (FACE)

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