El Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, que postula al dos veces expresidente Luiz Inácio Lula da Silva para las presidenciales del 2 de octubre próximo, denunció “un intento de golpe de Estado” que supuestamente estaría fraguando el actual mandatario, Jair Bolsonaro.

“Los términos del intento de golpe de Estado de Bolsonaro ya están establecidos. Sus pretensiones de movilizar su propia base contra el Supremo Tribunal Federal son prácticamente una confesión de derrota”, escribió el secretario nacional de Comunicación del PT, Jilmar Tatto.

La semana pasada, el diputado federal Paulo Texeira, secretario general del PT, hizo también referencia a la posibilidad de un “golpe” que se daría para desconocer los resultados electorales.

“Me parece que el riesgo mayor es que ocurra algo en el período post electoral, después que Lula haya vencido”, dijo Teixeira en entrevista con el diario Página 12.

Desde hace meses, Lula lleva la delantera en las encuestas sobre los comicios presidenciales, mientras Bolsonaro ve alejarse la posibilidad de ser reelecto para un segundo período: en el último sondeo de Datafolha el “petista” aventaja por más de veinte puntos (48 a 27%) al primer mandatario.

Para desconocer su ya previsible derrota, sostiene Texeira, el jefe del Planalto podría tener una actitud similar a la que adoptó Donald Trump cuando perdió las elecciones en EEUU, el 20 de noviembre de 2020, por lo que se podrían producir en Brasil eventos similares como “un nuevo asalto al Capitolio”, advirtió.

“Me parece que estamos ante un intento de imitación bien característico de Bolsonaro: si los trumpistas atacaron las instituciones para ocultar su derrota en EE.UU., acá pueden seguir ese ejemplo y actuar con el mismo propósito”, comentó. Ataques al sistema.

Bolsonaro ha estado atacando públicamente y de manera sistemática a las instituciones del gigante sudamericano. El lunes de la semana pasada, al recibir en su residencia oficial a embajadores de cerca de 40 países, cuestionó el sistema de voto electrónico que se utiliza desde 1996, además de criticar duramente al Tribunal Superior Electoral (TSE) y acusar a sus miembros de conspirar para favorecer a su contrincante.

Frente a ello, y en respuesta a una demanda presentada por varias fuerzas de la oposición, el presidente del TSE, Edson Fachin, le dio el jueves pasado un plazo de cinco días al mandatario para que justifique sus acusaciones.

Al parecer, el mandatario busca en este escenario el apoyo del Ejército ya que se encuentra en confrontación con las instituciones encargadas de las elecciones y con buena parte del Poder Judicial.

Según la Constitución brasileña, el Ejército tiene una función de arbitrio y de moderación entre los poderes del Estado, lo que le confiere una alta presencia en la vida pública brasileña, y Bolsonaro -un capitán retirado- les ha dado a sus camaradas de armas un papel mayor en su gobierno y su compañero de fórmula es el general Walter Braga Netto, hoy su ministro de Defensa.