La Conferencia de las Partes (COP27) de la Organicación de las Naciones Unidas (ONU) sobre el cambio climático comenzó este domingo en Egipto con el desafío de transformar en acción y en compromisos concretos las promesas de reducción de emisiones y de financiamiento de daños y pérdidas a los países en desarrollo.
“Hemos sufrido a lo largo de este año acontecimientos (meteorológicos) dolorosos (…) Todos estos episodios representan una lección que debe ser aprendida”, declaró en la apertura el ministro de Relaciones Exteriores egipcio, Sameh Shoukry, al asumir la presidencia de la actividad que congrega a casi 200 países.
La COP27, que reunirá el lunes y martes a unos 120 jefes de Estado y de gobierno, se perfila como un escenario de batalla entre los países ricos y pobres acerca de la financiación de ese combate contra el impacto del cambio climático.
Los desastres climáticos y el desabastecimiento energético crearon “tensiones políticas que han tenido un profundo impacto en todos nuestros países”, alertó el ministro egipcio.
La conferencia anterior, en Glasgow, Reino Unido, en 2021, no estuvo a la altura de las expectativas en ninguno de los aspectos principales.
Se esperaba un compromiso firme de los participantes para bajar a cero las emisiones de dióxido de carbono para 2050, una meta pensada para limitar el calentamiento global a entre 1,5º y 2º para fin de este siglo en relación a la era preindustrial, tal como se acordó en la icónica COP21 de París, en 2015.
Para ello era necesario reducir un 45% de las emisiones de aquí a 2030, con respecto a 2010.
Sin embargo, los acuerdos firmados conducen a un aumento de la temperatura promedio de entre 2,4º y 2,6º, según un informe de la ONU publicado hace dos semanas.
El otro punto que quedó pendiente es el financiamiento de 100.000 millones de dólares anuales que los países desarrollados y por ende los que más contaminan se comprometieron a aportar para los países en desarrollo para mitigación y adaptación durante cinco años desde 2020.
En este punto, el papel en la COP27 de África y América Latina, el sur global, puede ser clave para presionar en ese sentido.
Sin embargo, mientras Egipto y los activistas climáticos esperan que sea la COP africana, es probable que la crisis energética que afecta a Europa por la guerra en Ucrania acapare la atención y las negociaciones.
Por otro lado, también hay una deuda pendiente en materia de mitigación, es decir las medidas que se pueden tomar para contrarrestar los impactos ambientales.
La COP27, que se celebrará hasta el 18 de noviembre, incluirá este lunes una reunión cumbre a la que asistirán unos 125 mandatarios del mundo, entre ellos el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el de Brasil, Jair Bolsonaro.
El presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, anunció que tiene intención de viajar, en respuesta a la invitación de la presidencia egipcia de la COP27, aunque no participará del foro de líderes, que queda reservado para los jefes de Estado en ejercicio.
Las ausencias más destacadas son la del presidente ruso, Vladimir Putin, y el chino, Xi Jinping, cuyos países son dos de los principales contaminadores del planeta, junto con Estados Unidos, la Unión Europea, India y Japón.