Aunque anduvo en escarceos con el “denarvaísta” Venegas, el líder de la UOM advirtió que, a pesar de sus diferencias con el Gobierno, no piensa en dar el salto todavía.
El sindicalismo argentino está en estado de alerta y movilización. Y no tanto por el impacto de la inflación sobre los salarios como por los lugares que empezaron a disputarse en las listas electorales y la agitación de los proyectos políticos que buscan arrebatarle el poder a los Kirchner en las elecciones del año próximo.
Todas las líneas internas de la CGT y la CTA debaten cómo posicionarse en 2011 -si a favor de Néstor o en contra- y, entre las amenazas de saltar de vereda, aparecen los primeros cortocircuitos y mensajes cifrados de la temporada.
En China, donde Cristina Kirchner pasará toda la semana, Hugo Moyano brillará por su ausencia pese a la invitación que le cursó la oficina de Ceremonial de la Rosada. El faltazo (traducido al castellano del idioma gestual peronista con tonada patagónica) fue la forma de protestar por la muy poco generosa rebaja de Ganancias que Amado Boudou anunció el jueves.
Quien sí acompaña a la Presidenta en su periplo asiático es el líder de la Unión Obrara Metalúrgica (UOM), Antonio Caló, (a) “El Tano”, que se había bajado el mes pasado del viaje a la reunión en Canadá de los mandatarios del G-20 en medio de unos coqueteos con el sector que encabeza el jefe de los peones rurales, Gerónimo “Momo” Venegas, devenido en el “coronel” gremial de Francisco De Narváez.
Pero si Caló va a dar el salto, no lo va a hacer en lo inmediato. La confirmación se oyó el jueves, antes del fin de semana largo. “Yo no me peleo con nadie. Menos antes de tiempo. Estas canas no son al cohete. ¿Cómo pensás que llegué hasta acá?”, les dijo “El Tano” a sus íntimos antes de abordar el avión, después de una animada reunión de la mesa chica de la CGT en el tercer piso de Azopardo.