La Universidad de Dinamarca del Sur, una de las más grandes de ese país, guarda en uno de sus sótanos 9.479 cerebros en baldes blancos numerados y preservados en formol.
Los cerebros fueron extraídos durante las autopsias de pacientes que murieron en institutos psiquiátricos en todo el país a lo largo de cuatro décadas, hasta los 1980. Se estima que es la mayor colección de ese tipo en cualquier parte del mundo.
Sin embargo, lo cerebros habían sido preservados sin el consentimiento previo de los pacientes ni de sus parientes cercanos, lo que desató un largo debate nacional sobre qué hacer con esa cantidad de órganos humanos.
Finalmente, en la década de 1990, el Consejo de Ética de Dinamarca determinó que los tejidos podían ser usados para la investigación científica y es en ese sentido que opera el banco de cerebros de la universidad en la ciudad de Odense.