Este miércoles comienza la festividad judía Pésaj, que se celebra durante ocho días con dos cenas esta noche y mañana jueves, una celebración que implica “una conciencia de la memoria con la responsabilidad que supone haber sido liberados como pueblo de Egipto y no permitir que nadie viva en estado de esclavitud”.
“El Pésaj es la celebración de la liberación de un sistema opresor, Egipto, sobre el pueblo hebreo, se celebra en una mesa que vuelve a contar la historia en tiempo presente, como si nosotros mismos la estuviéramos viviendo”, señaló a la agencia estatal Télam la rabina Silvina Chemen de la comunidad Bet-El, del barrio porteño de Belgrano, e integrante del Consejo Académico del Centro Ana Frank Argentina.
Otro ritual que remarcó es que “los niños son los que preguntan y los adultos contestan, porque es una celebración que moviliza y promueve el diálogo intergeneracional”.
Y recordó que todo está escrito en el libro Hagadá, el material que los comensales leen esa noche en el que están detallados los rituales y momentos donde se pregunta y se contesta.
Por su parte, rabino Marcelo Polakoff, de la comunidad judía de la ciudad de Córdoba, explicó que la cena de Pésaj consta de 15 pasos.
“No es una cena gourmet porque son 15 pasos ancestrales en los que se mezclan plegaria, alimentos, texto, preguntas y respuestas, participación de los más chicos y los más grandes, juegos, y hasta un poco de teatro”, contó.
“Toda la cena va desarrollándose en un ambiente festivo y alegre que empieza con el recuerdo de lo triste y amargo, reflejados en algunos alimentos que simbolizan la amargura y la esclavitud”, señaló Polakoff.
Durante la celebración no está permitida la ingesta de alimentos derivados de cereales como avena, cebada, centeno, espelta y trigo fermentados, y se acostumbra a comer matzá, pan sin levadura”.
Según la tradición, el pueblo judío salió de Egipto con tal apuro que no hubo tiempo de prepararse, y mucho menos dejar leudar el pan para el camino, que igualmente duró 40 años de caminar por el desierto.
La preparación de esta cena familiar “celebra la sencillez, la humildad, la libertad y lo básico, que es donde hay que poner mayor énfasis”, en contraposición a “lo artificial o lo leudado”, explicó el rabino, y agregó que simboliza “lo que nos aleja de la libertad, esclavizándonos. A veces de formas más sutiles, pero igual de drásticas como la esclavitud”.
La forma habitual de celebración es ancestral porque es una costumbre inscripta en la Biblia, en los capítulos 15 al 20 del Libro del Éxodo.