La capa de ozono de la Tierra se recuperará por completo en unos 40 años, según expertos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma).
“Si se mantiene la política actual, se espera que la capa de ozono vuelva a los índices de 1980 [antes de que apareciera el ‘agujero de ozono’] aproximadamente para 2066 en la Antártida, para 2045 en el Ártico y para 2040 en el resto del mundo”, afirma el informe del Pnuma.
Sin embargo, los expertos del programa advirtieron que los potenciales proyectos de geoingeniería elaborados para limitar el calentamiento global —uno de los cuales prevé la introducción de miles de millones de partículas de azufre en la atmósfera— podrían impedir la recuperación de la capa de ozono.
“Las emisiones de partículas a la atmósfera podrían provocar un grave agotamiento de la capa de ozono. Hay mucha incertidumbre”, indicó John Pyle, copresidente del grupo científico de la ONU para el Protocolo de Montreal para la protección de la Capa de Ozono.
Los científicos dijeron que las emisiones globales del producto químico prohibido clorofluorocarbono-11, o CFC-11, que se utilizó como refrigerante y en espumas aislantes, han disminuido desde 2018 después de aumentar inesperadamente durante varios años. Una gran parte de las emisiones inesperadas de CFC-11 se originaron en el este de China, según el informe.
El informe también encontró que el cloro químico agotador del ozono disminuyó un 11,5% en la estratosfera desde que alcanzó su punto máximo en 1993, mientras que el bromo disminuyó un 14,5% desde que alcanzó su punto máximo en 1999.
Los científicos también alertaron que los esfuerzos por enfriar artificialmente la Tierra mediante la inyección de aerosoles en la atmósfera superior para reflejar la luz solar podrían diluir la capa de ozono, asimismo advirtieron que es necesario seguir investigando las tecnologías emergentes como la geoingeniería.
El Protocolo de Montreal fue firmado en septiembre de 1987 después de que se descubrieran los llamados “agujeros de ozono” sobre la Antártida y el Ártico.
La implementación del documento resultó en el rechazo gradual a las sustancias químicas y gases, utilizados en la fabricación de equipos de refrigeración, aires acondicionados y otros equipos, que destruyen la capa de ozono.