A pesar de que en estos días las tres religiones monoteístas más importantes del mundo viven días de extrema importancia (Semana Santa para el catolicismo, el Pésaj para el judaísmo y el Ramadán para el Islam), Jerusalén, ciudad sagrada para estas creencias vive una nueva ola de violencia por el recrudecimiento de la violencia enmarcada en el interminable conflicto palestino-israelí.
Desde que a finales del año pasado Benjamin Netanyhau volvió a convertirse en el primer ministro al frente de uno de los gobiernos más derechistas y religiosos de la historia de Israel la violencia ha ido en aumento y desde enero se cuentan al menos 110 muertos, en su mayoría palestinos.
Sin embargo, los últimos fallecidos son israelíes debido a sendos ataques en Tel Aviv y Cisjordania que dejaron un total de tres muertos y seis heridos.
Un hombre atropelló este viernes con un auto a la gente que circulaba por la costanera en el centro de Tel Aviv, en un ataque que dejó un muerto y al menos cinco heridos.
La policía israelí indicó que se trató de “un atentado terrorista contra civiles, embestidos por un coche” y que “el terrorista fue neutralizado”.
El atacante, identificado como Yousef Abu Jaber, un árabe israelí de 44 años, no tenía antecedentes penales y vivía en la ciudad israelí de mayoría árabe Kafr Qassem.
Netanyahu “dio la orden a la policía israelí de movilizar todas las unidades de reserva de la policía en las fronteras”, y al ejército “de movilizar fuerzas suplementarias para enfrentar los atentados terroristas”, indicó un comunicado de su oficina.
Yihad Islámica dijo por su parte que el ataque es una “respuesta natural y legítima a los crímenes de la ocupación contra el pueblo palestino” y agregó que ocurrió en el primer aniversario del atentado terrorista en un bar en la calle Dizengoff, en Tel Aviv.
Más temprano, dos hermanas israelo-británicas de 16 y 20 años habían muerto en un ataque a tiros contra el vehículo por el que circulaban cerca de un asentamiento en el norte de Cisjordania, un territorio ocupado por Israel desde 1967, mientras que su madre resultó herida. La mujer de 48 años está en estado crítico, mientras que el padre, que viajaba en otro vehículo, resultó ileso.
Estos atentados se produjeron después de los bombardeos lanzados por Israel contra posiciones del movimiento palestino Hamas en la Franja de Gaza y en el sur de Líbano, en respuesta al disparo de decenas de cohetes contra el territorio del Estado hebreo.
Este jueves, una treintena de cohetes fueron disparados contra Israel desde Líbano, en la mayor escalada desde 2006 en la frontera entre estos dos países, que técnicamente siguen en guerra tras varios conflictos. Desde abril de 2022 no se lanzaban cohetes desde Líbano hacia Israel.
De acuerdo con Israel, los bombardeos fueron contra “infraestructuras terroristas pertenecientes a Hamas”, mientras que según el Ministerio de Salud de Gaza se produjeron “daños” en un hospital.
El Ministerio de Relaciones Exteriores del Líbano afirmó tras los bombardeos recibidos que quiere preservar la calma y llamó a la comunidad internacional a “presionar a Israel para frenar la escalada”.
El brote de violencia se desencadenó tras la irrupción de las fuerzas israelíes el miércoles en la mezquita Al Aqsa de Jerusalén, tercer lugar sagrado del islam, en plenas celebraciones del mes musulmán del Ramadán.
El templo se encuentra en la Explanada de las Mezquitas, el tercer lugar más sagrado del islam, en Jerusalén este, el sector palestino de la ciudad ocupado y anexionado por Israel, en los territorios palestinos de Cisjordania.
La Explanada está construida sobre lo que los judíos llaman el Monte del Templo, el lugar más sagrado del judaísmo.
Desde que comenzó el Ramadán el 22 de marzo, decenas de fieles musulmanes intentaron repetidamente pasar la noche en la mezquita de Al Aqsa, una práctica que generalmente se permite sólo durante los últimos 10 días del Ramadán. La policía israelí entró todas las noches para desalojar a los fieles.
Al menos 60.000 musulmanes completaron este viernes al mediodía el tercer viernes de oraciones con motivo del Ramadán en Al Aqsa.
Aunque el rezo ocurrió en calma, a medida que se acercaba a su fin, cientos de personas comenzaron a ondear banderas palestinas y de Hamas, así como a aplaudir el ataque contra la familia israelí, según informó el diario The Times of Israel.
Según testigos, la Policía israelí agredió este viernes a decenas de fieles que intentaban entrar en la mezquita para realizar la oración del Fajr al impedir que los menores de 40 años ingresaran en el recinto sagrado, indicaron medios de comunicación como la agencia palestina Maan o el portal de noticias The New Arab.