La consumación este martes de un hecho que estaba anunciado desde comienzo de temporada, el descenso de Atenas de Córdoba a la segunda categoría del básquetbol argentino, marca otro hito en lo que es el peor año para este deporte desde 1985, cuando comenzó a jugarse la Liga Nacional: la Selección se quedó afuera del Mundial por primera vez en 40 años y el equipo más ganador de nuestra competencia y el único que había participado de todas sus ediciones no tendrá su lugar en la temporada 2023/2024.
Anoche en Boedo, se jugaron a un partido definitorio su lugar en la Liga Nacional Atenas, el más campeón, y San Lorenzo, el segundo más laureado. Una triste pintura que deja expuesta la calidad de la dirigencia de este deporte que dentro del parquet le dio -junto a la “Scaloneta”- las mayores alegrías del siglo XXI a los fanáticos argentinos, con el punto máximo de la medalla dorada en los Juegos Olímpicos de 2004 y dos triunfos ante el “Dream Team” invencible durante 20 años de los NBA de Estados Unidos.
León Najnudel, DT creador de la Liga Nacional allá por 1985, Héctor “Pichi” Campana, máximo goleador histórico del torneo argentino y compañero del mítico Marcelo Milanesio en los años dorados de Atenas, donde el “Griego” acumulaba títulos por doquier, y “Manu” Ginóbili son símbolos elegidos para titular esta nota que engloban a todo lo mejor alrededor de la “americana”.
Lamentablemente, los resultados de este durísimo 2023 están muy alejados de lo que ellos hicieron por este deporte, que deberá refundarse sí o sí y replantearse los manejos en los escritorios. El descenso de Atenas poco tiene que ver con lo hecho por los jugadores en la cancha y mucho con el personalismo de los integrantes de la familia Lábaque, que en otros tiempos llevó a Atenas a la gloria pero que ahora parece haber quedado en el tiempo: esta fue la tercera vez en cinco años que el equipo cordobés disputó la serie para evitar la pérdida de categoría. En 2023 fue la vencida. Cayó el más grande, el más campeón, el símbolo en el exterior.
Fabián Borro acumuló críticas como titular de la Asociación de Clubes, el ente que organiza la Liga Nacional. De allí saltó a la Confederación Argentina de Básquetbol (CAB), la responsable de la Selección. Como no había pasado en un cuarto de siglo, hubo que echar a un DT, faltaron basquetbolistas en convocatorias y no se consiguió el ticket al Mundial, donde había que defender el subcampeonato.
Lábaque asegura que buscó alejarse de Atenas pero “nadie quiere agarrar”. Borro fue premiado con su designación como dirigente de FIBA Americas, es decir, subió a rango continental y mantendrá su influencia en la CAB. Los apuntados en los escritorios por los hinchas, analistas y (pocos) protagonistas serán parte de la reconstrucción. Cuando la “Generación Dorada” se plantó ante los desfalcos de Germán Vaccaro en la CAB con los aún vigentes Luis Scola y Ginóbili a la cabeza parecía que algo cambiaba en la dirigencia del básquet. Evidentemente no fue así. ¿Será este 2023 el momento, ahora sí, de cambiar el rumbo?